El eurodiputado murciano del PSRM-PSOE, Marcos Ros, coge La Lupa de Metrópolis Daily.

El mes de julio casi siempre se nos hace largo a todos, bien porque acumulamos ya cansancio del año que empezó frío y perezoso tras la navidad o bien porque el calor cada año nos afecta más.

Este año además se nos hizo eterno. Cuando ya pensábamos que teníamos al virus dominado, con una alta tasa de vacunación en marcha, nos llegó esta quinta ola, asociada a la variante delta, a la generación equis y al descontrol que se ha adueñado de todos, tras más de año y medio de severo control y restricciones.

Seguramente casi todos nosotros estemos deseando desconectar este verano, olvidarnos al menos por unos días de cifras, contagios, camas de UCI, restricciones, mascarillas, distancias y de tantas cosas que nos siguen invadiendo una pretendida normalidad que nunca termina de llegar.

Pero la pandemia sigue ahí, y mientras que nuestro arsenal de conocimiento científico no consiga acabar con ella, no podremos ni deberemos bajar la guardia ni perderle la cara, por más que estemos todos al filo de nuestras fuerzas.

De nosotros depende que podamos materializar, a la vuelta de la desconexión veraniega, esos buenos deseos que todos formulamos, y que este año incluirán aquellas cosas que anhelamos recuperar: abrazarnos sin mascarilla y sin miedo; poder celebrar nuestros cumpleaños atrasados; levantar la persiana del negocio sin temer un cierre, limitación de aforo o de horario; buscar un destino para viajar sin depender de mil formularios o restricciones; poder acudir a nuestro médico de cabecera y verlo en persona, saludarlo y acordarnos de su cara tras meses al teléfono; ver como nuestro pariente o vecino recupera su empleo… y tantas cosas que se nos quedaron por hacer en estos largos meses.

Pero sobre todo, lo que más deseamos es no añadir uno solo a todos aquellos seres queridos que perdimos y a los que siempre recordaremos.

Por ello, para que se cumplan todos nuestros deseos, amigos oyentes, disfruten mucho del verano, pero con cabeza y prudencia, porque a la vuelta no quiero que falte ni uno. ¡Feliz Verano!