Necesitamos aumentar el nivel de calidad educativo de la Unión, la inclusividad y la equidad de nuestra educación y garantizar que la educación siga siendo el motor de la igualdad de oportunidades de nuestra sociedad.

Hace más de veinte años un estudiante universitario que obtuviese su título en España no lo tenía automáticamente reconocido en Italia o en Holanda, y necesitaba meses de trámites burocráticos para poder utilizar en otro país de la Unión Europea sus estudios. Fue en 1999 cuando los Estados Miembros de la Unión decidieron, en la ciudad italiana de Bolonia, iniciar la armonización de todos los sistemas universitarios.

Hoy un estudiante murciano, al terminar sus estudios, puede llevarse el título hasta Lituania, y lo verá automáticamente reconocido sin más trámites. Eso permite a los estudiantes europeos una movilidad académica sin precedentes, mejorando la fluidez del programa Erasmus, y facilitando las relaciones entre los diversos ciudadanos.

Pero sigue faltando algo en el sistema, y es que la educación no universitaria también pueda convalidarse en cualquier parte de Europa. Si queremos una autentica movilidad entre ciudadanos europeos, debemos poder ir a trabajar a otro país y que nuestros hijos estén en igualdad de condiciones.

Por eso la Comisión Europea ha propuesto implantar el Espacio Europeo de Educación en 2025, y desde el Parlamento Europeo ya estamos trabajando en las directrices para este proceso.

Desde el Grupo de los Socialistas y Demócratas en el Parlamento, tenemos claras las prioridades para este proceso.

Por encima de todo, necesitamos aumentar el nivel de calidad educativo de la Unión, la inclusividad y la equidad de nuestra educación y garantizar que la educación siga siendo el motor de la igualdad de oportunidades de nuestra sociedad.

Creemos imprescindible el reconocimiento automático de los estudios de primaria, secundaria y bachillerato, así como el reconocimiento académico y laboral de la Formación Profesional, para que cualquier estudiante que finalice sus estudios, pueda desempeñar su oficio en toda Europa.

Debemos incorporar al proyecto la lucha contra el abandono escolar temprano, el dominio de idiomas, el incremento formativo en habilidades personales, la lucha contra la discriminación por razón de género, y la erradicación del bullying y ciber-bullying.

Ya tenemos el mercado único más grande y el mayor espacio de libertad del mundo. Ahora toca tener el espacio de educación más importante del mundo, para conseguir ser una sociedad más solidaria.

Hace más de veinte años un estudiante universitario que obtuviese su título en España no lo tenía automáticamente reconocido en Italia o en Holanda, y necesitaba meses de trámites burocráticos para poder utilizar en otro país de la Unión Europea sus estudios. Fue en 1999 cuando los Estados Miembros de la Unión decidieron, en la ciudad italiana de Bolonia, iniciar la armonización de todos los sistemas universitarios.

Hoy un estudiante murciano, al terminar sus estudios, puede llevarse el título hasta Lituania, y lo verá automáticamente reconocido sin más trámites. Eso permite a los estudiantes europeos una movilidad académica sin precedentes, mejorando la fluidez del programa Erasmus, y facilitando las relaciones entre los diversos ciudadanos.

Pero sigue faltando algo en el sistema, y es que la educación no universitaria también pueda convalidarse en cualquier parte de Europa. Si queremos una autentica movilidad entre ciudadanos europeos, debemos poder ir a trabajar a otro país y que nuestros hijos estén en igualdad de condiciones.

Por eso la Comisión Europea ha propuesto implantar el Espacio Europeo de Educación en 2025, y desde el Parlamento Europeo ya estamos trabajando en las directrices para este proceso.

Desde el Grupo de los Socialistas y Demócratas en el Parlamento, tenemos claras las prioridades para este proceso.

Por encima de todo, necesitamos aumentar el nivel de calidad educativo de la Unión, la inclusividad y la equidad de nuestra educación y garantizar que la educación siga siendo el motor de la igualdad de oportunidades de nuestra sociedad.

Creemos imprescindible el reconocimiento automático de los estudios de primaria, secundaria y bachillerato, así como el reconocimiento académico y laboral de la Formación Profesional, para que cualquier estudiante que finalice sus estudios, pueda desempeñar su oficio en toda Europa.

Debemos incorporar al proyecto la lucha contra el abandono escolar temprano, el dominio de idiomas, el incremento formativo en habilidades personales, la lucha contra la discriminación por razón de género, y la erradicación del bullying y ciber-bullying.

Ya tenemos el mercado único más grande y el mayor espacio de libertad del mundo. Ahora toca tener el espacio de educación más importante del mundo, para conseguir ser una sociedad más solidaria.

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