Como cada año al inicio de la primavera en Murcia, el ritual de nuestras tradiciones encadenará la Semana Santa con las Fiestas de Primavera. Y como cada año, no andaremos exentos del tópico que, en el día del Bando de la Huerta, nos dirá que “la Huerta inunda la ciudad”.

Deberíamos aprender de nuestras tradiciones, empezando por tener claro que las fiestas más importantes que celebra la ciudad de Murcia, rinden homenaje a la Huerta que la rodea. Deberíamos también preguntarnos si tendría sentido la propia ciudad de Murcia y sus pedanías, si no hubiera existido la Huerta, que fue el origen de las mismas durante doce siglos.

Cabría preguntarse por qué desde los años 50 del pasado s.XX, volvimos la espalda a la Huerta, convirtiéndola en territorio para construir nuestras naves, almacenes y segundas viviendas con jardín y piscina, de forma anárquica y desordenada, dando lugar a un territorio periurbano en el que, como la grasa del buen jamón, las construcciones se encuentran entreveradas en un tejido que ya no reúne las condiciones de ecosistema agrario, pero que tampoco responde a las necesidades de un entorno urbano.

Si queremos que Murcia siga teniendo sentido, toca reflexionar y diseñar un ambicioso plan para la protección y revitalización de la Huerta. Afortunadamente la sensibilidad está cambiando, y ya se dan pasos para ello, pero no basta con el esfuerzo voluntarista de una concejalía.

Será necesario un verdadero pacto ciudadano, implicando a todos los agentes (agrarios, comerciales, turísticos, sociales, políticos…) para conseguir un proyecto de futuro para nuestra Huerta, que irremediablemente será nuestro auténtico proyecto de Municipio.