El eurodiputado murciano del PSRM-PSOE, Marcos Ros, coge La Lupa de Metrópolis Daily.

A veces pienso que vivimos en una Región donde parece que algunos no tienen claro lo que está pasando.

Lo que está pasando es que en este año que debería ser el de la recuperación y la salida de la pandemia, seguimos siendo una de las pocas regiones con los presupuestos de 2021 sin aprobar y sin conocer los grandes proyectos regionales que van a presentar a los fondos europeos. Es decir, seguimos sin saber qué modelo de salida de la crisis tiene nuestro Gobierno Regional.

También está pasando que somos la única región con miles de escolares de primaria y secundaria que siguen perdiendo horas y horas de clase presencial cada semana. Y seguimos con los centros de salud prácticamente cerrados y con apenas atención presencial, sustituida por llamadas telefónicas que difícilmente alcanzan a ver o comprender qué le pasa a cada paciente. Y mientras las clínicas y consultas privadas permanecen abiertas con total normalidad desde el origen de la pandemia, sin que haya pasado nada grave en ninguna de ellas.

Además, también sucede que ya van por 2000 personas las que se cifran en las informaciones periodísticas que podrían haberse vacunado irregularmente, y seguimos sin saber qué criterios, qué altos cargos y personal de confianza, y qué lista de intereses ocultos ha primado sobre los miles de murcianos que siguen esperando.
Y también suceden muchas otras cosas en lo social, laboral y lo económico, por no hablar de lo ambiental … que siguen sin solución.

Pero a la vista de todo esto, la prioridad de los partidos que integran el Gobierno Regional, lejos de ser alguna de estas cuestiones que tienen en un vilo a los ciudadanos de la Región, ha sido salvar su sillón.

Así hemos visto como un partido que supuestamente vino a propiciar la regeneración y la alternancia, ha presentado una propuesta salvavidas para este presidente amortizado, en un intento desesperado porque no se hunda el buque popular, y arrastre también al bote salvavidas, ese que siempre se pinta de naranja en todos los barcos.